sábado, 12 de noviembre de 2011

ESTOY CANSADA DE SER MUJER

Ante nosotros encontramos una expresión tan utilizada por el género femenino a lo largo de la historia, que de ser cierta, sin lugar a dudas, ya no existirían las mujeres. Por suerte para nosotras es una frase con tanto sentido común como “Paquirrín”. Porque...¡seamos sinceras!: ¡La alternativa es, cuanto menos, peor!.
¡Ser un hombre! ¡Qué idea tan meditada y sopesada! Si no fuera por la incoherencia diría que es una frase típica de tíos, ya que carece de base racional. Está más que claro que cuando una de nosotras se deja llevar por la insensatez que permite que de nuestros labios salgan tales imprudencias, no somos del todo dueñas de nuestro raciocinio.
¿Qué ser humano totalmente cuerdo y poseedor de una capacidad intelectual media (ya no diga alta) elegiría ser hombre pudiendo ser mujer? La respuesta es tan obvia que si no la ves te das con ella de narices: NINGUNA.
Si nos paramos a analizar una a una las diversas razones argumentadas por las temerarias féminas que afirman tal atroz disparate, no haremos más que confirmar, con más convicción si cabe, que están más perdidas que Zapatero con el tema de la crisis económica.
Analicemos pues alguno de estos insustanciales motivos:

MOTIVO 1: ¡Este pelo no hay quién lo domestique!
Aunque no puedo negar la evidencia de que una larga melena puede hacernos sudar la gota gorda para conseguir dejarla a nuestro gusto, no es menos cierto que nos encanta presumir de peinado. ¿Qué seria de nosotras si en vez de pelo encrespado o puntas abiertas tuviéramos que enfrentarnos a entradas tan grandes que hasta poseen porche propio? Imaginaros lo que sería despertarse cada mañana y descubrir que tu almohada tiene más pelo que tú. Y desde luego nunca más podríais usar la expresión “llevar la melena al viento”, ya que sería el viento el encargado de llevarse el poco pelo que tendrías. Cabe mencionar que ante las ganas de un posible cambio de look solo podrías barajar dos alternativas: hombre interesante con canas u hombre interesante sin canas; todo lo demás sería muestra de una posible, y más que segura, homosexualidad encubierta.

MOTIVO 2: ¡Odio tener la regla!
En este punto quiero detenerme y hacer un llamamiento a las mujeres del mundo para que reflexionen sobre este tema.
¿Realmente es tan malo que durante 3, 4 o incluso 5 días al mes puedas cabrearte sin tener que buscar un motivo; qué puedas ser borde, desagradable e incluso ruin, y que la ciudadanía lo entienda sin reproches añadidos porque te encuentras... “en uno de esos días”? Es más...¿Es algo tan terrible qué puedas hincharte a comer chocolate y demás sucedáneos sin ningún tipo de remordimiento? A cambio de todo esto solo pagamos la incomodidad de unos días algo molestos y algún que otro malestar temporal. Nada que no sufra también el hombre, porque para que engañarnos... nuestra incomodidad se traduce en su mal humor, y nuestros dolores de ovarios en los suyos de cabeza; pero ellos no tienen excusa que les justifique y exima de tales males.

MOTIVO 3: ¡Ellos no tienen celulitis!
¡Esto es cierto! Ellos no sufren la tan temida y odiada celulitis que tantas amarguras aporta a la vida de una mujer; sin embargo, sufren una rara malformación llamada “barriguita de la felicidad”, también conocida (entre los más sinceros) como “barriga cervecera”. No podemos olvidarnos tampoco de esas glándulas sudoríparas, que aunque no son visibles, si son apreciables por otros sentidos (es decir, olfato). Y si a nosotras se nos acusa deliberadamente por tener un poco de grasa acumulada tenemos que reivindicarnos y decir: ¡Si a la piel de naranja; No a la carne de cerdo!.

MOTIVO 4: ¡Odio tener tetas!
A las que osen afirmar semejante necedad las invito a que hagan la siguiente reflexión: Si dos bultos en el pecho, que no están en contacto con ninguna otra parte de tu cuerpo te molestan...¿qué harás con algo que va continuamente colgando y molestando entre las piernas? A cada paso que dieras debería invadirte el temor a decapitar a tu segundo cerebro. Yo personalmente prefiero sufrir dolor de espalda.
Por otro lado, y aunque no nos guste demasiado mostrar nuestro ego o alta autoestima, sabemos y somos conscientes, sin duda, de que con una buena delantera puedes atraer a un chico que te gusta. A la inversa podría producirse una situación incómoda, porque intentar demostrar ciertas cualidades para entablar contacto puede considerarse, en ocasiones, hasta delito (a no ser que seas actor porno).

MOTIVO 5: ¡Depilarse es un tostón!
¿Y por qué nos depilamos? Porque los pelos solo nos resultan atractivos si están en la cabeza, con lo que, si fuéramos tíos...¿Seríamos ositos de peluche o nos depilaríamos igual, solo que con más dolor y sufrimiento? Un voto de sinceridad; el sufrimiento compensa, y quien diga lo contrario miente, porque puede ser verdad que con un peluche se duerme, pero si albergas la esperanza de conseguir algo más que una inolvidable noche de ronquidos compartidos, más te vale asemejarte al muñeco Kent que al monstruo de las galletas.
MOTIVO 6: Las arrugas...ese cruel enemigo.
Una arruguita o una pata de gallo; son minucias si las comparamos con esas autovías faciales masculinas. La frente de una mujer en raras ocasiones conseguirá igualar a ese mapa de carreteras de España que se dibuja, a escala y en relieve, en el rostro de un hombre. Por no querer hacer mención a esas orejas que parecen atraer a la ley de la gravedad como Belén Esteban a las exclusivas; y encima con sus habituales deficiencias capilares no serán capaces de disimularlas, y me aventuro a decir que los que se atreven, suelen obtener el resultado inverso. Sin albergar duda alguna afirmo que es preferible invertir en cremas faciales que en injertos capilares para disimular complejos de Dumbo o de mapamundi.

MOTIVO 7: ¡No se andar en tacones!
Sin pretensión de ser borde: ¡Pues aprende! Si fuiste capaz de dominar uno de los idiomas considerados más complicados del mundo (y me refiero al castellano, no al lenguaje de los hombres), de cocinar platos en los que tardas más en prepararlos que en comértelos, e incluso conseguiste aguantar a tu suegra...¿no vas a ser capaz de andar de puntillas con ayuda de unos tacones? Y siempre es mejor un dolor de pies que un “tufo” a pies; y de eso los hombres entienden, porque toda su amplia gama de modelos de calzado (reducida a tenis, zapatos con cordón y zapatos sin cordón) parecen estar en guerra con la transpiración.
El simple hecho de tener 5, 10 o 15 cm más solo con un par de tacones ya nos hace más diestras en el control del tamaño que cualquier hombre; y eso si... ¡los centímetros si importan!.

Aunque podría explayarme dando más de 100 motivos por los que una mujer erróneamente quisiera cambiar de sexo, no lo haré. Dejaré que las mujeres sigan quejándose. Que se lamenten por no haber nacido más brutas, grandes, bastas y peludas. Yo por mi parte estoy encantada con ser mujer, porque para que negarlo... me gustan los hombres; para convertirme en un tío y no gustarme las mujeres...¡los gays sufren más que nosotras!.
De todas formas es mejor y recomendable que los tíos sigan pensando que ser mujer es un suplicio, ya que si no la frase que escucharíamos a todas horas sería: ¡Estoy harto de ser hombre!; y en ese caso no podría dar argumentos para disuadirlos de su idea, ya que estarían en lo cierto.

3 comentarios:

  1. ningun hombre con 2 dedos de frente dara la razon a una mujer con eso de "si fueras mujer sabrias lo ke es sufrir"... ser mujer por mucho ke algunas intenten negarlo es un chollo.

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  2. locko gracias por lear mi escrito, y me reafirmo en mi texto de que ser mujer es lo mejor, aunque algunas no lo quieran reconocer:)

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